La Casa del Decorador: la revolución de la vida diaria, Marco A. Castillo

La Casa del Decorador: la revolución de la vida diaria, Marco A. Castillo, Albarrán Bourdais se complace en presentar la primera exposición del artista cubano Marco A. Castillo en la Ciudad de México, bajo la curaduría de Dorothée Dupuis.   La exposición La Revolución de la vida diaria del artista cubano Marco A. Castillo, presenta obras recientes del artista, realizadas en su estudio de Mérida, Yucatán, donde reside desde hace algunos años, y que extienden en su práctica personal algunos de los temas que Castillo desarrolló exitosamente a través del colectivo artístico Los Carpinteros que dio reconocimiento internacional a sus integrantes desde la década de los noventa.   La exposición se presenta en un lugar atípico nunca antes abierto al público, una casa particular modernista en la colonia Roma Sur de la Ciudad de México actualmente en remodelación, firmada por el legendario arquitecto Francisco Artigas y construida, curiosamente, en 1959, año de la revolución cubana.   Esta selección de obras, muchas de ellas inéditas y producidas específicamente para la exposición y su peculiar espacio, es una investigación de Castillo Valdés sobre el diseño industrial y gráfico en la Cuba de los años sesenta y setenta y sus vínculos formales, conceptuales y políticos con el proyecto revolucionario que enmarcó su producción en esas décadas. Es una historia poco conocida, pero en los primeros años de la revolución, el gobierno cubano, en colaboración con toda una nueva generación de diseñadores, llevó a cabo una ambiciosa política de producción de muebles destinada a promover los ideales cubanos de accesibilidad, comodidad e innovación, combinando materiales industriales con materiales vernáculos autóctonos de la isla, como la madera de caoba y formas derivadas de la herencia indígena taína. A finales de la década de 1970, el conflicto latente entre los intelectuales que habían apoyado la revolución se intensificó, y el gobierno dejó de apoyar esta producción, por lo que estos diseñadores fueron abandonando la isla en el exilio, mientras la mayoría de estas creaciones radicales se destruían, perdían o caían en el olvido. Asimismo, el título de la exposición alude a El arte de lo cotidiano. Una exposición de objetos de buen diseño realizados en México comisariada en 1952 por la diseñadora cubana Clara Porset, exiliada en México, que contribuyó decisivamente al desarrollo del pensamiento latinoamericano sobre el diseño contemporáneo en el siglo XX.
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La Casa del Decorador: la revolución de la vida diaria, Marco A. Castillo, Albarrán Bourdais se complace en presentar la primera exposición del artista cubano Marco A. Castillo en la Ciudad de México, bajo la curaduría de Dorothée Dupuis.   La exposición La Revolución de la vida diaria del artista cubano Marco A. Castillo, presenta obras recientes del artista, realizadas en su estudio de Mérida, Yucatán, donde reside desde hace algunos años, y que extienden en su práctica personal algunos de los temas que Castillo desarrolló exitosamente a través del colectivo artístico Los Carpinteros que dio reconocimiento internacional a sus integrantes desde la década de los noventa.   La exposición se presenta en un lugar atípico nunca antes abierto al público, una casa particular modernista en la colonia Roma Sur de la Ciudad de México actualmente en remodelación, firmada por el legendario arquitecto Francisco Artigas y construida, curiosamente, en 1959, año de la revolución cubana.   Esta selección de obras, muchas de ellas inéditas y producidas específicamente para la exposición y su peculiar espacio, es una investigación de Castillo Valdés sobre el diseño industrial y gráfico en la Cuba de los años sesenta y setenta y sus vínculos formales, conceptuales y políticos con el proyecto revolucionario que enmarcó su producción en esas décadas. Es una historia poco conocida, pero en los primeros años de la revolución, el gobierno cubano, en colaboración con toda una nueva generación de diseñadores, llevó a cabo una ambiciosa política de producción de muebles destinada a promover los ideales cubanos de accesibilidad, comodidad e innovación, combinando materiales industriales con materiales vernáculos autóctonos de la isla, como la madera de caoba y formas derivadas de la herencia indígena taína. A finales de la década de 1970, el conflicto latente entre los intelectuales que habían apoyado la revolución se intensificó, y el gobierno dejó de apoyar esta producción, por lo que estos diseñadores fueron abandonando la isla en el exilio, mientras la mayoría de estas creaciones radicales se destruían, perdían o caían en el olvido. Asimismo, el título de la exposición alude a El arte de lo cotidiano. Una exposición de objetos de buen diseño realizados en México comisariada en 1952 por la diseñadora cubana Clara Porset, exiliada en México, que contribuyó decisivamente al desarrollo del pensamiento latinoamericano sobre el diseño contemporáneo en el siglo XX.
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La Casa del Decorador: la revolución de la vida diaria, Marco A. Castillo, Albarrán Bourdais se complace en presentar la primera exposición del artista cubano Marco A. Castillo en la Ciudad de México, bajo la curaduría de Dorothée Dupuis.   La exposición La Revolución de la vida diaria del artista cubano Marco A. Castillo, presenta obras recientes del artista, realizadas en su estudio de Mérida, Yucatán, donde reside desde hace algunos años, y que extienden en su práctica personal algunos de los temas que Castillo desarrolló exitosamente a través del colectivo artístico Los Carpinteros que dio reconocimiento internacional a sus integrantes desde la década de los noventa.   La exposición se presenta en un lugar atípico nunca antes abierto al público, una casa particular modernista en la colonia Roma Sur de la Ciudad de México actualmente en remodelación, firmada por el legendario arquitecto Francisco Artigas y construida, curiosamente, en 1959, año de la revolución cubana.   Esta selección de obras, muchas de ellas inéditas y producidas específicamente para la exposición y su peculiar espacio, es una investigación de Castillo Valdés sobre el diseño industrial y gráfico en la Cuba de los años sesenta y setenta y sus vínculos formales, conceptuales y políticos con el proyecto revolucionario que enmarcó su producción en esas décadas. Es una historia poco conocida, pero en los primeros años de la revolución, el gobierno cubano, en colaboración con toda una nueva generación de diseñadores, llevó a cabo una ambiciosa política de producción de muebles destinada a promover los ideales cubanos de accesibilidad, comodidad e innovación, combinando materiales industriales con materiales vernáculos autóctonos de la isla, como la madera de caoba y formas derivadas de la herencia indígena taína. A finales de la década de 1970, el conflicto latente entre los intelectuales que habían apoyado la revolución se intensificó, y el gobierno dejó de apoyar esta producción, por lo que estos diseñadores fueron abandonando la isla en el exilio, mientras la mayoría de estas creaciones radicales se destruían, perdían o caían en el olvido. Asimismo, el título de la exposición alude a El arte de lo cotidiano. Una exposición de objetos de buen diseño realizados en México comisariada en 1952 por la diseñadora cubana Clara Porset, exiliada en México, que contribuyó decisivamente al desarrollo del pensamiento latinoamericano sobre el diseño contemporáneo en el siglo XX.
La Casa del Decorador: la revolución de la vida diaria, Marco A. Castillo, Albarrán Bourdais se complace en presentar la primera exposición del artista cubano Marco A. Castillo en la Ciudad de México, bajo la curaduría de Dorothée Dupuis.   La exposición La Revolución de la vida diaria del artista cubano Marco A. Castillo, presenta obras recientes del artista, realizadas en su estudio de Mérida, Yucatán, donde reside desde hace algunos años, y que extienden en su práctica personal algunos de los temas que Castillo desarrolló exitosamente a través del colectivo artístico Los Carpinteros que dio reconocimiento internacional a sus integrantes desde la década de los noventa.   La exposición se presenta en un lugar atípico nunca antes abierto al público, una casa particular modernista en la colonia Roma Sur de la Ciudad de México actualmente en remodelación, firmada por el legendario arquitecto Francisco Artigas y construida, curiosamente, en 1959, año de la revolución cubana.   Esta selección de obras, muchas de ellas inéditas y producidas específicamente para la exposición y su peculiar espacio, es una investigación de Castillo Valdés sobre el diseño industrial y gráfico en la Cuba de los años sesenta y setenta y sus vínculos formales, conceptuales y políticos con el proyecto revolucionario que enmarcó su producción en esas décadas. Es una historia poco conocida, pero en los primeros años de la revolución, el gobierno cubano, en colaboración con toda una nueva generación de diseñadores, llevó a cabo una ambiciosa política de producción de muebles destinada a promover los ideales cubanos de accesibilidad, comodidad e innovación, combinando materiales industriales con materiales vernáculos autóctonos de la isla, como la madera de caoba y formas derivadas de la herencia indígena taína. A finales de la década de 1970, el conflicto latente entre los intelectuales que habían apoyado la revolución se intensificó, y el gobierno dejó de apoyar esta producción, por lo que estos diseñadores fueron abandonando la isla en el exilio, mientras la mayoría de estas creaciones radicales se destruían, perdían o caían en el olvido. Asimismo, el título de la exposición alude a El arte de lo cotidiano. Una exposición de objetos de buen diseño realizados en México comisariada en 1952 por la diseñadora cubana Clara Porset, exiliada en México, que contribuyó decisivamente al desarrollo del pensamiento latinoamericano sobre el diseño contemporáneo en el siglo XX.
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Albarrán Bourdais se complace en presentar la primera exposición del artista cubano Marco A. Castillo en la Ciudad de México, bajo la curaduría de Dorothée Dupuis.

 

La exposición La Revolución de la vida diaria del artista cubano Marco A. Castillo, presenta obras recientes del artista, realizadas en su estudio de Mérida, Yucatán, donde reside desde hace algunos años, y que extienden en su práctica personal algunos de los temas que Castillo desarrolló exitosamente a través del colectivo artístico Los Carpinteros que dio reconocimiento internacional a sus integrantes desde la década de los noventa.

 

La exposición se presenta en un lugar atípico nunca antes abierto al público, una casa particular modernista en la colonia Roma Sur de la Ciudad de México actualmente en remodelación, firmada por el legendario arquitecto Francisco Artigas y construida, curiosamente, en 1959, año de la revolución cubana.

 

Esta selección de obras, muchas de ellas inéditas y producidas específicamente para la exposición y su peculiar espacio, es una investigación de Castillo Valdés sobre el diseño industrial y gráfico en la Cuba de los años sesenta y setenta y sus vínculos formales, conceptuales y políticos con el proyecto revolucionario que enmarcó su producción en esas décadas. Es una historia poco conocida, pero en los primeros años de la revolución, el gobierno cubano, en colaboración con toda una nueva generación de diseñadores, llevó a cabo una ambiciosa política de producción de muebles destinada a promover los ideales cubanos de accesibilidad, comodidad e innovación, combinando materiales industriales con materiales vernáculos autóctonos de la isla, como la madera de caoba y formas derivadas de la herencia indígena taína. A finales de la década de 1970, el conflicto latente entre los intelectuales que habían apoyado la revolución se intensificó, y el gobierno dejó de apoyar esta producción, por lo que estos diseñadores fueron abandonando la isla en el exilio, mientras la mayoría de estas creaciones radicales se destruían, perdían o caían en el olvido. Asimismo, el título de la exposición alude a El arte de lo cotidiano. Una exposición de objetos de buen diseño realizados en México comisariada en 1952 por la diseñadora cubana Clara Porset, exiliada en México, que contribuyó decisivamente al desarrollo del pensamiento latinoamericano sobre el diseño contemporáneo en el siglo XX.

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