EX POSITIO, Fernando Sánchez Castillo
09.09 – 20.11.21
La Galería Albarrán Bourdais tiene el placer de anunciar la primera exposición de Fernando Sánchez Castillo en la Galería, EX POSITIO.
EX POSITIO (Mostrarse en situación de riesgo/ lugar abandonado). En 1968 el general García Barragán -en un intento por aclarar lo que pasó exactamente la fatídica noche del 2 de octubre de 1968 cuando unos 300 estudiantes fueron masacrados por las fuerzas que el comandaba- traza en una hoja papel de manera minuciosa y casi compulsiva, la posición de los francotiradores del grupo paramilitar Olimpia, apostados en la Plaza de las Tres Culturas de México.
Aún hoy no se sabe a ciencia cierta que ocurrió, pero permanece el intrincado dibujo del general Barragán con el que ha dado Fernando Sánchez Castillo en el film “El Grito” (1), punto de partida para su muestra, Ex positio.
El dibujo — transmutado en una gran tapiz monocromático-, tejido por un artesano zapoteca en el transcurso de 6 meses en la Sala Siqueiros (2), dialoga en el mismo espacio con el vídeo “Amanecer” donde el artista, en un acto casi de labor forense, posiciona cámaras y reconstruye el momento en que un helicóptero militar lanza dos luces de bengala verde y una roja: un código de ataque, solo conocido por algunos periodistas familiarizados con la guerra del Vietnam, con el que se inicia la violenta noche de Tlatelolco; un “momento cero¨, donde se fractura de manera absoluta la confianza en el Estado.
“La revolución se hace luchando, no pintando” así afirma Ciro Bustos, en el vídeo “Hasta la verdad siempre.”, incluido en la exposición y que complementa la pérdida de credibilidad del Estado. Guerrillero y artista, Bustos fue autor “forzado” de los dibujos que utilizó la CIA en su captura mediática del Che Guevara. Siempre personaje controvertido, despreciado por todos como chivo expiatorio, llega a la conclusión de que la prensa y los medios de comunicación son el nuevo campo de batalla de la sociedad civil en vez de la lucha armada a la que él dedico su vida. En el vídeo, aparece en una entrevista concedida a Sánchez Castillo en su exilio de Malmo, en la que se refiere al papel del creador en los cambios políticos y su postura frente al proyecto de recuperar sus bocetos todavía en los archivos de US Army.
Hay otras líneas y tramas, reliquias casi olvidadas de luchas de poder, expresadas de una manera pública y performáticas que son objeto de la atención del artista. Líneas y tramas también ocultas por el tiempo son las obras de la serie “Murales”. Sobre papeles y lienzos de gran formato, Sánchez Castillo recrea los códigos formales de las pintadas que surgen en los muros de las ciudades españolas después de la muerte del dictador Franco en 1975 hasta la aprobación de la Constitución en 1978. Estas pintadas, ejecutadas por todas las fuerzas políticas e intelectuales vigentes durante ese periodo en el país, se intervenían tachándose de hasta unas diez maneras distintas. (Estudiadas actualmente por Germán Labrador y en su época por Pedro Sempere.) Cada una de estas maneras expresa no solo obliteración sino algo más, revela las particularidades de las fuerzas que intervenían en el debate social.
Las paredes de calles y avenidas aparecían llenas de palabras nuevas que eran contestadas de una forma inmediata y expresiva que delataban al censor, sus actitudes y opiniones. Así, las paredes se cubrían por estos palimpsestos en los que los que no era fácil, pero tampoco imposible, desentrañar el pulso del paisaje social.
En un continuum semiológico, el artista incorpora a la exposición una serie de máscaras que ocupan un lugar liminal entre la expresión artística y la demanda social, creadas fundamentalmente para captar la atención de los “media” y su difusión globalizante y nimia. Pussy Riot en bronce, Bread Man desde El Cairo, Tortilla Man en Mexico o Mickey Mouse desde Venezuela afloran en este terreno híbrido. Las figuras traen a la sala expositiva un material de protestas en la que, como diría Rancière, lo primitivo aparece en el desbordamiento de lo político, pero también en el terreno de lo estético.
Las protestas, las pintadas, los gestos destinados a las redes sociales… esfuerzos disidentes, plagados de códigos por descifrar que incorporamos al deseo y los cambios políticos.
Lo anecdótico, lo anónimo, lo efímero es trasladado a la esfera de los materiales clásicos del arte y la memoria como gran colección antropológica para el diálogo con las generaciones futuras.
(1) “El Grito”, Leobardo López Arretche, UNAM, México, 1968
(2) Fernando Sánchez Castillo “Ayer fue también un día soleado”, Exposición. Sala Siqueiros, Polanco, Ciudad de México. Curada por Gerardo Mosquera. 2018
Eurídice Arratia / Fernandez Sánchez Castillo